EL EMPRENDIMIENTO

El Emprendimiento y la Generación de Riqueza
Mucho se ha dicho sobre el emprendimiento y sobre la aplicación del término para favorecer y calificar acciones encaminadas a generar productividad, para definir la aparición de nuevas ideas y procesos o también para interpretar el inicio de una nueva empresa.

Abrazando la generalidad de sus aplicaciones, el emprendimiento es una manera de pensar y actuar orientada hacia la creación de riqueza. Es una forma de pensar, razonar y actuar centrada en las oportunidades, planteada con visión global y llevada a acabo mediante un liderazgo equilibrado y la gestión de un riesgo calculado, su resultado es la creación de valor que beneficia a la empresa, la economía y la sociedad.

Generar riqueza es posible si se consolida la capacidad productiva, si se propicia una mayor dinámica económica, si se fortalece la iniciativa privada y la capacidad emprendedora de las personas, en otras palabras, si se realizan las acciones conducentes a que hayan más y mejores empresas en cada municipio, en cada ciudad, en cada región.

Las empresas cumplen un rol muy importante dentro del contexto del desarrollo económico y social, pues además de ser un vehículo ideal para generar riqueza, contribuyen de la siguiente manera:

Generan empleo.
Son un espacio ideal para que las personas tengan acceso al conocimiento y al aprendizaje permanente, por lo que ayudan a la formación del capital humano.
Producen o comercializan los bienes y servicios que la comunidad requiere.
Compiten, se exigen y siempre buscan ser mejores para ganar la preferencia del mercado, lo que beneficia a los consumidores.
Innovan, hacen desarrollos tecnológicos o apropian tecnologías, lo que aporta al mejoramiento de las condiciones competitivas frente a otros países del mundo.
Facilitan la conectividad de las regiones y del país con el mundo globalizado.
Contribuyen al bienestar colectivo, en la medida en que asumen su responsabilidad social y en cuanto pagan tributos a los entes estatales.
Ayudan a distribuir de manera más equitativa las oportunidades y los ingresos entre los ciudadanos.

Por las anteriores y muchas otras razones, las empresas son esenciales para alcanzar ese reto del desarrollo sostenible, por lo que es una prioridad ampliar la base empresarial y garantizar la permanencia de las empresas existentes.

En esta línea, crear empresa es una opción fundamental, pues es en extremo valioso el aporte de quien crea empresa al desarrollo colectivo.
Emprendedor es quien tiene un alto desarrollo de su empresarialidad, que es la manera de ser, estar, tener y hacer, con inspiración en la manera de ser, estar, tener y hacer de los empresarios. Ser emprendedor es una forma de vivir que se inspira en unas creencias, en una forma particular de concebir la vida. Un emprendedor es quien lleva a cabo procesos de innovación y aporta nuevas soluciones para nuevas necesidades.
Un emprendedor es una persona que aplica en cada una de sus acciones las nueve enseñanzas de la empresarialidad sostenible:

Tomar la iniciativa.
Construir lo que se quiere, mejor que pedir lo que se necesita.
Construir el futuro, desde las acciones presentes.
Tener una visión global para la acción local.
Concebir la empresa como recurso para el ser humano.
Saberse dueño de responsabilidades sociales.
Transformar las dificultades en oportunidades.
Transformar el entorno desde la experiencia cotidiana.
Cooperar para ser competitivos.
Gozar del trabajo y del esfuerzo compartido.

Son diversas las manifestaciones o expresiones de la empresarialidad y por tanto de la persona emprendedora. Un emprendedor puede serlo en cualquier campo de la vida y destacarse por ello, en lo económico, en lo social, en lo político, en lo científico, en lo cultural, en lo artístico, en lo académico.

Una manifestación del emprendedor, de especial importancia dentro del propósito de crear más y mejores empresas, como fundamento para la generación de la riqueza que nos conduzca al desarrollo sostenible, es la de ser empresario.



¿Tiene usted perfil empresarial?
Definir el perfil empresarial requiere de un análisis personal que le permita descubrir sus potencialidades y fortalezas como futuro empresario o empresaria, a partir de un autodiagnóstico personal. También puede identificar factores a fortalecer o desarrollar, para consolidar ese perfil.

Tenga en cuenta que no se puede definir exactamente el perfil de un empresario. El empresario es un ser humano y los seres humanos son la realidad más compleja que existe en el universo. Así como no hay dos personas iguales, tampoco hay dos empresarios iguales, por lo que resulta imposible hablar de un empresario típico o de un perfil típico de empresario. No obstante, se identifican unas condiciones comunes a los emprendedores y empresarios, sobre cuya base le hacemos una invitación especial a evaluar su capacidad y perfil empresarial, como base de un trabajo personal de mejoramiento.

Recuerde que lo primero que debe desarrollar es un cambio en las actitudes mentales que lo caracterizan, es decir, en lo cree y piensa, que es lo que inspira sus actuaciones y los resultados que obtiene como consecuencia de dichas actuaciones.

Si usted es una persona capaz, hábil, idónea, competente, actuará con gran seguridad en sí mismo y obtendrá seguramente excelentes resultados en lo que haga. Si por el contrario, cree y piensa que es un mediocre, un incapaz, entonces actuará como tal y sus resultados no serán los mejores. Cambie ya sus creencias, cambie ya su pensar; así cambiará su forma de actuar y también sus resultados.

Por otra parte, tenga en cuenta que existen una serie de virtudes y competencias de carácter personal que pueden conducirlo a ser un empresario competitivo. Dichas condiciones se agrupan en las siguientes cuatro dimensiones fundamentales del empresario: el saber conocer, el saber hacer, el saber vivir con los demás y el saber ser.

¿Por qué se necesitan más empresarios?
Una ciudad, una región y un país requieren que su base empresarial se renueve permanentemente, para hacer viable su estructura económica y para que, a su vez, nuevas empresas reemplacen a las compañías que en un ciclo natural desaparecen. Colombia necesita generar verdadero capital social por medio de la actividad empresarial, para lo cual requiere muchas más personas sensibilizadas y orientadas hacia el quehacer empresarial, que inviertan, que innoven, que compitan, que produzcan, que generen riqueza para mejorar la calidad de vida propio, de quienes les colaboren, de los ciudadanos y del país en general.

La Motivación al Emprendimiento
Dentro del proceso de creación de empresas, es vital identificar cuáles son las principales motivaciones que llevan a un individuo a querer ser empresario. He aquí algunas de ellas:

· Deseo profundo: tener la firme convicción de querer ser empresario y crear una empresa.
· Independencia y autorrealización: más que los aspectos económicos, está demostrado que una motivación muy fuerte es trabajar para sí mismo, para la familia y para el futuro propio; es decir, ser independiente.
· Talento personal: A menudo, muchas personas desean darle un sentido productivo a un talento personal que poseen, dándole a sus iniciativas una proyección social como compromiso con la comunidad, la región, el país y como el deseo de trascender en cualquier campo, científico, artístico, técnico, investigativo, profesional, artesanal, inventivo.
· Estabilidad económica o ingresos adicionales: conseguir dinero como un medio para lograr los propósitos y sueños en la vida.
· Necesidad laboral: aunque implica riesgos, una motivación puede ser la necesidad y la ansiedad por conseguir trabajo o sentirse productivamente útil.
· Oportunidad detectada en el mercado: muchas veces, no estamos preparados y, sin pensarlo, detectamos una oportunidad con futuro en el mercado y nos lanzamos a ser empresarios.
· Circunstancias: una herencia, la propuesta de un amigo o un inversionista, o ganarse la lotería pueden ser circunstancias que nos motiven a querer ser empresarios.

En la mayoría de casos, se da una mezcla de diversas motivaciones que nos llevan a tomar la decisión de crear nuestra propia empresa.

Mitos del empresario
Los empresarios nacen, no se hacen.
Esta frase ha sido repetida muchas veces pero no sólo para el caso de los empresarios, sino también para políticos, diplomáticos, artistas, gerentes, deportistas, etcétera, y en todos los casos se ha demostrado errada.
Existe evidencia clara de que muchos empresarios no tienen ancestro empresarial, entendido esto como hijos de padres empresarios, y muchos de los que no son empresarios provienen de padres empresarios.
El ser empresario implica unos atributos y unos conocimientos que son adquiridos y aprendidos. La verdad es que los empresarios se forjan mediante aprendizaje y experiencias educativas que combinan en proporciones diversas lo formal y no formal. Nadie va a negar que se requiere salud, energía, un poco de inteligencia, características biológicas necesarias pero no suficientes; tampoco se va a negar que se precisan conocimientos y habilidades que no se dan al nacer sino que se desarrollan en función del ambiente en que se viva: iniciativa, toma de decisiones, capacidad de riesgo, creatividad, etcétera.

Drucker indica cómo hace 40 o 50 años nadie pensaba que un gerente era formable, hoy, la mayoría de la gerencia proviene de las universidades de administración de empresas. En el mundo moderno se producen artistas, deportistas, políticos, diplomáticos, y pueden producirse empresarios, como lo atestiguan muchos casos documentados, aun en comunidades deprimidas económica, social y educativamente.